TRAYECTORIA

Aquí supongo que debería estar contándote porque soy la mejor, el ROI que les he hecho ganar a los que han hecho campañas conmigo, mis valores, blabla bla

Pero te voy a contar lo que justo me pasó antes de tomar la decisión de montarme este proyecto.

Para que ambos sepamos lo mismo, que me parece importante. 

El día que todo implosionó le estaba diciendo a un compañero que me caía un poco gordo que no compartía su visión del negocio. Siempre me pareció un tipo obtuso pero luego era un tío ordenado y que siempre respondía a tiempo a todo. Eso me gustaba.  

El caso es que esa mañana mientras me compraba unas patatas fritas de esas que son todo aire en la máquina de vending le digo: 

• Que no, que no estás pagando porque alguien entre o haga click en los botones de tu negocio si no por la capacidad de ver el cuadro completo de lo que quieres hacer y encajar las piezas. 


Pagas por la capacidad de hacer una estrategia y de saber leer las posibilidades de ese proyecto en concreto. Pagas por que alguien sea capaz de encontrar lo que mejor te encaja en base a todo lo que ha aprendido que funciona.

Y cuando más sabe la persona que hace eso más puedes estar agradecido de haber dado con ella. 

Porque estás pagando por el tiempo y el esfuerzo que te ahorras de hacer esto tú.

Calcula.

No pasa nada. 

Pagas porque te estás ahorrando comprar una formación, ponerte a ello y a lo mejor en unos meses dedicándole 3h al día quieres empezar a probar suerte. 

Y eso. 

Suerte. 

Porque no es fácil hacer que esto funcione. 

Haciéndolo todo bien puede no funcionar. 

Pero por supuesto si no lo haces todo bien es seguro que no va a funcionar.

Yo he tardado 13 años en saber lo que sé ahora. 

Mis padres pagaron un Master y yo me pagué otro al acabar la carrera. 

Era eso o el coche. 

De hecho eso siguió siendo así a lo largo de todo este tiempo: FORMACiÓN O COCHE: 

Aún no tengo coche. 

Pero te puedo asegurar que el dinero que he invertido en saber lo que sé ahora lo pongo en tu proyecto y por eso merece la pena, porque puedes dormir tranquilo.

Yo hice lo mío.

Me formé. No ganaba un duro -no había ni Euros-

Y pensándolo bien fue una época extraña.

No tuve pasta para hacer grandes viajes ni para pensar en el futuro porque en esa época trabaja sin cobrar. 

Perdía dinero. Me pagaba el bono transporte y la comida del buffet del sitio para el que trabajaba. 

Imagínate lo que pensaba mi familia. La alumna de 9 que acabó la carrera y salió a comerse al mundo. 

Y es que he pasado por varias becas en grandes medios por la sola promesa de que alguien me pagara por lo que hacía en algún momento. 

Entonces entré en RTVE y en Radio Inter.


Aquí aprendí el poder que tienes al contar una historia desde una óptica u otra y que el otro no lo sabe casi nunca. 

Cuánta responsabilidad tiene el periodista y qué poco sabemos de lo que se cuece en los espacios de toma de decisiones.

Más tarde trabajé en agencias internacionales.

Esto de aprender en las agencias más exigentes y reconocidas del país lo hacía porque en ese momento todo el mundo de mi edad estaba así: Cobrábamos por aprender. 

Y joder, yo tenía suerte, estos sitios eran referentes en el sector. 

Pero sí. Había mucha rotación, mucho miedo. 

Mira. Para que te hagas una idea: En un año era una de las 20 personas más antiguas en un equipo de 100. Imagina la media. Los contratados duraban tres meses, los becarios 1 y medio. 

Imagina la espada de Damocles a final de mes siempre sobre tu cabeza. 

Muchas horas, muchos caldeos, muchas sensaciones de «yo no valgo» aunque no parasen de decirte lo contrario.

 

Y con mucho esfuerzo fueron dándome puestos de más responsabilidad, fui creciendo, tuve equipos pequeños a mi cargo.

Después equipos grandes en marcas grandes. Lexus, Ron Matusalem, Licor 43, Media Markt España, Air Europa, bancos, farmacéuticas, empresas del gobierno… aquí tuve un proyecto muy chulo educa Con TIC, donde implementábamos programas tecnológicos en las aulas y digitalizabamos la enseñanza en los institutos.

Coordinaba agencias completas.

A equipos enteros. Diseño, contenido, fotografía, vídeo… Mucha responsabilidad, mucha tensión, mucha adrenalina. 

Pero entonces me llaman de Google:

• Oye que tenemos un proyecto chulo y hemos pensado en ti.

Google tiene unas campañas en marcha de experiencia y prueba social.

Hoy esto está muy de moda, pero ahí siembran la semilla y yo coordino el proyecto.

Esto me hace ilusión pero me hace más ilusión que una persona muy profesional que trabajó conmigo cuando era becaria haya pensado en mí con la de gente buena que ha conocido en su carrera.

Y entonces me ficha Microsoft España como directora del departamento de Social Media de la marca a nivel nacional. Coordino a todas sus agencias de marca, a la marca en su escenario internacional y a las personas de Madrid.

Cuando esta etapa acaba, un día me llaman por Linkedin y me hacen la entrevista más rara que he tenido en la vida.


No me dicen desde dónde quieren contratarme pero tras varias llamadas me citan en la puerta de los leones del Congreso de los Diputados.


• Pues sí, parece que voy a llevar la comunicación de un partido político.


Dirijo al equipo de redes y hago discurso. Discursos que se leen en las sesiones del Congreso, en actos y en plazas. Con esto se te pone la piel de gallina.

Aquí también hago formaciones a diputados, les puse este título:

«Instagram para políticos que no creen en Instagram»


Y entonces me llega un momento de mucho vértigo y muchos nervios en el estómago.

De los buenos y de los malos porque lo que estaba a punto de hacer no era fácil.

¿Sabes ese tipo de momentos, no?

Pues yo sabía que el riesgo estaba ahí: Joder voy a lanzar un negocio con el dato en la cabeza de «el 94% de los negocios no supera su primer año». Ah y eso de la pandemia mundial.

Pero es que yo no paraba de ver páginas que no venden, proyectos que se van a pique en los primeros meses, copys cutres, landings que no convierten, redes muertas y pensaba que era normal porque hay otras formas de hacer las cosas.

 

Por eso me monté lo mío. Porque las cosas se pueden hacer de otra manera.

Los fans en Instagram no te dan dinero. Las web que no llevan al carrito de compra son de adorno.
Hay que mirar la rentabilidad, obvio, no? Pues te sorprendería ver la de personas que pierden el foco. Y no es su culpa, simplemente hay mucho ruido para sacar un proyecto adelante. Hoy más que nunca.

Te puedo asegurar que sé de lo que hablo.

Y puedes estar tranquilo porque he hecho esto antes y puedes comprobar otras opciones. Es más, te animo a que lo hagas y que no te quedes con el primer perfil que veas, al final debes trabajar con quien te haga sentir la seguridad de que tomaste la decisión correcta.

Eso es lo más importante siempre.

De otro modo, no funcionaría.