La regla del marketing ético que aprendí de un estafador
Cuando empecé a montármelo por mi cuenta pensaba que toda la competencia que había impediría que el proyecto fuera capaz de ganar un sólo euro.
No por nada, por mera cuestión de probabilidad.
Al final hay personas haciendo cosas que se pueden confundir con lo que hago.
Cuando veía esos cursos para ganar 8 cifras con un método super secreto que no conocía nadie más que el Youtuber que me lo contaba y suscriptores pensaba que lo mío no era atractivo.
Él les estaba prometiendo hacer las cosas sin esfuerzo, sin formación, con resultados en un mes y la posibilidad de teletrabajar desde Miami.
Yo eso no podía ofrecerlo.
Además te voy a contar algo que me da mucha vergüenza compartir. Cuando buscaba formaciones temía dar mi dinero, ese que tanto me había costado ganar, ese que había supuesto madrugones, chaparrones, que me había minado la moral, que me había traído marrones indescriptibles en el curro…
joder, hay tantos qués…
bueno, que me invadía ese miedo de hacer el canelo y temía dar mi dinero al primer impostor que me prometiese algo que yo quería.
No me fiaba de nadie. Veía humo y ruido.
¿Que hice?
No hice nada, me quedé paralizada. Sin saber por dónde ir. Parálisis por análisis, o como dice Ignatius. El que piensa pierde.
Entonces empecé a montar cosas pequeñas, cosas que sabía hacer a la perfección, cosas que me habían hecho ganar dinero antes.
Lo que realmente se me daba de puta madre. Esto que dices. No sé ni cómo cobro por ello porque en realidad disfruto haciéndolo.
Y bueno, al final vi claro que una vez había hecho lo que sabía debía dejarle el resto a otros que sabían más, que sólo tenía que investigar bien a quién quería cerca y eso reduciría la incertidumbre a tomar una decisión estúpida.
PD. Haz lo que mejor hagas.
PD 2. Y eso que no tengas claro, dáselo a otro que las parálisis por análisis cuestan caras a los negocios.
A mí se me da bien generar ventas en las webs de mis clientes y esto lo hago aquí